El Gobierno liderado por Keir Starmer ha rechazado las críticas internas del Partido Laborista, que acusan a la administración de imitar la estrategia de la extrema derecha en su enfoque sobre la inmigración. «La inmigración ilegal está destrozando nuestro país. Nuestro objetivo como Gobierno laborista es unir a la nación, y si no abordamos esta cuestión, la división aumentará», declaró Shabana Mahmood, ministra del Interior, quien anunció una revisión histórica de las condiciones para acceder a la residencia permanente en el Reino Unido.
Mahmood presentó detalles de esta iniciativa en una serie de entrevistas con medios como The Times y la BBC, consciente de la intensa oposición parlamentaria que enfrentará para aprobar las propuestas. Esta nueva política propone que todos aquellos que lleguen al Reino Unido de forma irregular y soliciten asilo, así como los que se queden tras la expiración de su visado, deberán esperar 20 años para acceder a la residencia permanente, un cambio drástico respecto al plazo anterior de cinco años.
Además, una vez que se obtenga el estatus legal de permanencia, este no será definitivo. El Gobierno podrá revisar la situación cada 30 meses y, si determina que las condiciones en el país de origen son nuevamente seguras, tendrá derecho a deportar a quienes hayan recibido asilo.
Mahmood, hija de inmigrantes paquistaníes y practicante musulmana, afirmó que el Gobierno se ha inspirado en el modelo danés, que ha conseguido reducir casi en un 95% el número de concesiones de asilo a personas que ingresan de forma irregular. Sin embargo, es notable que Dinamarca exige un plazo de ocho años para acceder a la residencia permanente, lo que significaría que el Gobierno de Starmer implementaría las condiciones más restrictivas hasta la fecha.
Es importante destacar que estas nuevas medidas solo se aplicarán a quienes ingresen al Reino Unido una vez que entren en vigor. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas, entre junio de 2024 y el mismo mes de 2025, un total de 111.000 personas solicitaron asilo en el país, mientras que 172.798 obtuvieron este estatus entre marzo de esos dos años.
Reducción de ayudas económicas
El Gobierno de Starmer también ha planteado aumentar el plazo para que aquellos que ingresaron legalmente al Reino Unido consigan la residencia permanente, pasando de cinco a diez años. Adicionalmente, la ministra anunció un recorte significativo en las ayudas económicas a las personas que aguardan su estatus como refugiados. Los individuos que puedan trabajar perderán las contribuciones que anteriormente recibían para vivienda y manutención. Por otro lado, quienes cometan un delito verán revocada su condición de asilado.
«Actualmente hay personas que reciben apoyo estatal por su condición de asilados y pueden trabajar, y el Gobierno quiere que trabajen», explicó Mahmood.
El objetivo del Gobierno es crear un efecto disuasorio, convenciendo a posibles inmigrantes de que el camino hacia el Reino Unido no vale la pena. «Es importante enviar un mensaje claro a quienes intentan llegar aquí por múltiples rutas a través de países seguros en Europa, con la intención de navegar desde el norte de Francia. Esa travesía no merece la pena», enfatizó la ministra en The Times.
Downing Street ha adoptado argumentos de la extrema derecha, incluyendo los del Partido Conservador y de figuras como Nigel Farage, sugiriendo que la inmigración irregular ha generado tensión en la sociedad británica. «La gente percibe, de forma justificada, que el ritmo y la magnitud de la inmigración se han descontrolado, lo que ha generado una presión enorme sobre las comunidades», sostuvo Mahmood.
Ante las críticas de algunos miembros del partido, como la diputada Nadia Whittome, quien acusó al Gobierno de «emular las políticas de la ultraderecha», y de organizaciones como UK Refugee Council, que catalogan las medidas como «duras e innecesarias», la ministra defendió su enfoque como una «misión moral». «El sistema está quebrado. No se trata de discutir argumentos de la extrema derecha o desinformación supuesta, sino de reconocer que tenemos un problema», concluyó.