Pablo Ortiz Monasterio: La resurrección de la cultura prehispánica en CDMX

EL PAÍS

La Ciudad de México, con más de 700 años de historia, es el escenario eterno del fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio. La metrópoli, marcada por sus mitos, la grandeza de los tlatoanis y los sacrificios que realizaron sus habitantes, ha sido testigo de una transformación dramática a lo largo de los siglos. Desde la conquista que destruyó parte de su esencia hasta la modernidad, donde la ciudad se encuentra llena de ríos enclaustrados por estructuras de piedra. La capital mexicana se presenta como un lugar vibrante que grita, protesta, celebra sus tradiciones y rinde homenaje tanto a la Santa Muerte como a la Guadalupana. Esta ciudad inagotable es nuevamente el enfoque de la obra de Ortiz Monasterio, quien presenta su nuevo libro Tenochtitlan (Editorial RM), una crónica gráfica que conecta el pasado precolombino con la actual Ciudad de México y su gente, ofreciendo una memoria visual de su rica historia.

Un Legado Fotográfico Intergeneracional

No es la primera vez que Ortiz Monasterio (nacido en Ciudad de México en 1952) aborda el tema de su capital. Hace 29 años, lanzó La última ciudad, con un texto del célebre escritor José Emilio Pacheco, que se ha convertido en un referente en la fotografía contemporánea. Su nuevo libro cuenta con un ensayo contundente del escritor Álvaro Enrigue, quien profundiza en las crónicas de Hernán Cortés y sus compañeros, así como en los intentos de historiadores por reconstruir la narrativa de la ciudad. Enrigue clasifica a la expedición de Cortés de manera contundente, describiéndolos como “una banda de amotinados con un estado mental de kamikazes”. Este ensayo, que aparece tanto en inglés como en español, se convierte en una lectura esencial para comprender la apasionante historia de lo que fue y permanece como “una hermosa y grandiosa ciudad”, que en 2025 celebrará su aniversario.

Un Recorrido por la Ciudad desde su Corazón

Pablo Ortiz Monasterio recibe a los interesados en su hogar-estudio ubicado en el encantador barrio de San Ángel, en el sur de la capital. Este espacio atesora más de seis mil libros de fotografía, ya que Ortiz Monasterio decidió enfocarse únicamente en la imagen, dejando de lado libros de literatura. La edificación, de atmósfera vertical con techos altos y escaleras en espiral, refleja el contraste de riqueza y pobreza que caracteriza a la capital.

Pregunta. ¿Cómo ha influido la ciudad en su desarrollo visual y emocional?

Respuesta. Todo. Soy un producto de mis circunstancias. Ciudad de México es intensa, trágica y tiene una historia poderosa. Nací aquí y siempre supe que regresaría.

P. ¿Qué motivó la creación de este libro?

R. Durante la pandemia, mientras el mundo usaba mascarillas, salí en bicicleta y empecé a explorar la historia de la ciudad, concentrándome en el islote donde se fundó Tenochtitlan. Llevaba mi cámara siempre y cada imagen que capturaba parecía contarme algo importante.

La Relación con el Pasado Prehispánico

P. ¿Qué es lo que hace especial a este islote que centra la historia de la ciudad?

R. Hubo un esfuerzo intencionado por desvanecer su origen prehispánico. Esta cultura ha estado silenciada durante 300 años, y mi libro busca recuperar ese pasado de los últimos 700 años. La ciudad conserva vestigios de su historia en el día a día, desde la venta de tradiciones culinarias hasta la distribución urbana.

P. El libro también critica las versiones de las crónicas de los conquistadores, ¿hemos ignorado un análisis crítico de estos relatos?

R. Cada sección tiene su propia voz. El ensayo de Enrigue es académico y muy mordaz respecto a Cortés. Se convierte en un recurso valioso, pero no es fácil de leer. Sin duda, invita a la reflexión sobre esos relatos.

Fotografía como Memoria Colectiva

P. ¿Cree que la fotografía puede ayudar a recuperar lo que se ha olvidado?

R. No necesariamente, pero sí puede fomentar la reflexión. Aunque a veces olvidamos, el territorio no olvida y resurgen elementos del pasado. Por ejemplo, los pregoneros en las calles son ecos de un tiempo antiguo en el que el mercado de Tlatelolco vibraba con cantos.

P. ¿Qué busca transmitir con sus fotografías?

R. Pretendo que el libro organice un discurso visual que resalte lo prehispánico, invitando a repensar nuestra historia colectiva. Es un objeto que puede generar conciencia.

P. ¿La ciudad mantiene un vínculo con su historia?

R. Totalmente. La historia que intentaron borrar sigue resonando, especialmente en el centro histórico, donde ese espíritu colectivo aún se siente en las calles y comercios.

P. ¿La fotografía es una herramienta de preservación de la memoria?

R. Sí, la fotografía documenta y preserva. Aunque vivimos en una era de saturación visual, todavía hay espacio para que la observación y reflexión nos sorprendan y nos permitan redescubrir la ciudad a través de sus imágenes.

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