El Impactante Encuentro de un Biólogo Marino con un Tiburón
No hay película que haya perjudicado la imagen de un animal tanto como Tiburón, de Steven Spielberg. Estrenada en 1975, generó un miedo persistente hacia estos escualos que perdura 50 años después. Sin embargo, para el biólogo marino Mauricio Hoyos, el filme tuvo un efecto diferente. “Me enamoré del tiburón blanco y decidí dedicar mi vida a ellos”, confiesa Hoyos, quien actualmente se recupera de un grave accidente ocurrido en aguas de Costa Rica.
Un Encuentro Cercano en las Islas Coco
Hoyos, originario de La Paz, Baja California, había viajado a las Islas Coco como parte de la Coalición One Ocean Worldwide para la conservación de los océanos. Esta expedición tenía como objetivo implantar marcadores en tiburones martillo, esenciales para seguir sus movimientos y contribuir a la conservación de especies que han visto sus poblaciones drásticamente reducidas. Hoyos ha realizado unos 2000 marcajes a lo largo de su carrera.
Durante la expedición, Hoyos instaló un transmisor en una hembra de tiburón de Galápagos de casi cuatro metros, pero fue entonces cuando sufrió una mordida que casi le cuesta la vida. “El tiburón reaccionó al pinchazo, se giró hacia mí y de repente, me quedé con la cabeza dentro de su boca. Sentí la presión de la mordida”, relata el biólogo.
Cicatrices y Reflexiones sobre el Comportamiento de los Tiburones
En su cara se pueden observar las cicatrices dejadas por los 29 dientes del escualo. “Si me hubiera mordido un poco más arriba, habría perdido el ojo; un poco más abajo, me habría lastimado gravemente”, afirma. El cirujano que lo atendió calificó la mordida como defensiva, reiterando que si hubiera sido un ataque, probablemente no estaría aquí.
Contrario a la creencia popular, los expertos han demostrado que los tiburones tienden a morder solo en defensa propia. “Era el más vulnerable y solo me dejó ir”, explica Hoyos. La forma en que estos animales se comportan juega un papel crucial; en lugar de atacar, el tiburón optó por soltarlo tras la mordida.
Rescate y Recuperación
En medio del accidente, el tiburón rompió las mangueras de su equipo de suministro de aire, dejando a Hoyos en una situación delicada. Sin embargo, gracias a su experiencia de más de tres décadas como buzo y su comprensión del comportamiento de los tiburones, logró mantener la calma. Se enfrentó a la dificultad de ascender sin aire, evitando complicaciones adicionales como la explosión de los pulmones.
Finalmente, emergió a la superficie, donde fue atendido rápidamente por el capitán de la lancha. “Imaginé que me había quedado sin cara, estaba sangrando profusamente, pero el tiburón no me siguió para atacarme”, enfatiza Hoyos. Este hecho demuestra que los humanos no forman parte del menú de los tiburones.
La Importancia de la Conservación
El incidente fue el primero grave que Hoyos tuvo con un tiburón, a pesar de su vasta experiencia con distintas especies. “Los tiburones Galápagos han mostrado agresividad, pero nunca había sido mordido”, comenta. La hembra que lo atacó también mostró un comportamiento defensivo hacia otro buzo presente, reafirmando que estos animales son más reacios a atacar a los humanos.
Hoyos también destaca la importancia de los transmisores colocados en los tiburones martillo, que envían señales a receptores en el Pacífico Este Tropical. Esto permite monitorear sus movimientos migratorios, esenciales para la preservación de la especie. Con tiburones altamente migratorios, su protección debe ser un esfuerzo internacional.
El Sistema Inmunológico de los Océanos
La organización Pelagios Kakunha, fundado por Hoyos, tiene como misión generar información sobre tiburones migratorios y proporcionar herramientas al Gobierno mexicano para su conservación. “Son como el sistema inmune de los océanos, ayudando a mantener la salud del ecosistema”, argumenta.
A pesar de la imagen negativa que Hollywood ha perpetuado sobre los tiburones, Hoyos busca cambiar esta narrativa. “La realidad es que nosotros matamos cientos de miles de tiburones al día y, al año, hay muy pocos incidentes con humanos”, destaca. Con 450 millones de años de historia en los océanos, los tiburones son un recordatorio de la importancia de respetar el equilibrio de nuestra biodiversidad.