El presidente de Colombia, Gustavo Petro, respondió a las recientes acusaciones de Donald Trump, quien a través de su plataforma Truth insinuó que el Gobierno colombiano tiene vínculos con el narcotráfico. Petro escribió en X, su red social preferida: “Trump está engañado por sus logias y asesores. El principal enemigo que tuvo el narcotráfico en Colombia en el siglo XXI fui yo”, refiriéndose a su papel en la lucha contra el narcotráfico y la identificación de sus conexiones con el poder político del país.
La controversia se intensificó cuando Trump catalogó a Petro como un “líder del narcotráfico” y anunció la suspensión de la ayuda económica de Estados Unidos para la lucha contra las drogas en Colombia. En su publicación, el exmandatario planteó que “el narcotráfico se ha convertido, con diferencia, en el mayor negocio de Colombia” y criticó a Petro por no hacer suficiente para detenerlo, considerándolo una “estafa a largo plazo” a Estados Unidos.
En su defensa, Petro buscó aclarar que sus problemas son con Trump, no con el pueblo estadounidense. “Yo respeto la historia, la cultura y los pueblos de Estados Unidos. El problema es con Trump, no con los Estados Unidos”, enfatizó en otro trino.
La respuesta oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia llegó horas después, rechazando las declaraciones de Trump y calificándolas como ofensivas. La Cancillería insinuó que sus comentarios implican una “intervención ilegal en territorio colombiano” y mencionó que acudirán a instancias internacionales para defender tanto la soberanía del país como la dignidad de su presidente.
Este episodio ha desatado un intenso debate político en Colombia. María Fernanda Cabal, precandidata presidencial del partido Centro Democrático y crítica del Gobierno de Petro, lo tildó de “ilegítimo” y lo acusó de haber “llenado el país de coca y de grupos ilegales”. Por otro lado, Iván Cepeda, senador y aspirante a suceder a Petro en las próximas elecciones, defendió al presidente colombiano, recordando que el verdadero problema está en Estados Unidos, “el país que tiene 5 millones de consumidores de cocaína”.
María José Pizarro, senadora oficialista, también salió en defensa de la gestión del Gobierno en la lucha contra las drogas, afirmando que este es el gobierno que más ha golpeado al narcotráfico en la historia reciente de Colombia y que incauta la mayor cantidad de cocaína en el mar.
Claudia López, otra aspirante a la presidencia y crítica frecuente de Petro, solicitó a Trump que respete las instituciones colombianas, advirtiendo que combatir el crimen organizado necesita una colaboración multilaterial y respetuosa.
Esta controversia se produce en un contexto de fricciones bilaterales, evidenciado por la reciente inclusión de Colombia en la lista de países “fallidos” en la lucha contra las drogas, aunque el Departamento de Estado de EE.UU. renovó el waiver que evita sanciones, lo que permite mantener la cooperación pese a desacuerdos en la política antidrogas.
La tensión entre ambos presidentes escaló más aún la semana pasada, cuando Trump ordenó bombardear un submarino en el Mar Caribe que supuestamente transportaba drogas. Petro afirmó que este ataque ocurrió “presumiblemente” en aguas colombianas y su canciller, Yolanda Villavicencio, lo acusó de violar la soberanía del país. Esta situación ha llevado a un nuevo choque en las relaciones entre dos naciones que históricamente han colaborado en asuntos de seguridad.