Los jóvenes sudafricanos y su lucha por un futuro mejor
Ayathandwa Ziqula, un estudiante de 19 años en la Universidad del Witwatersrand (Wits) en Johannesburgo, representa un hito en la educación sudafricana. Es el primer egresado de su escuela secundaria pública en acceder a esta prestigiosa institución, simbolizando una victoria importante frente a las sombras del colonialismo y el apartheid. Su historia no solo refleja su éxito personal, sino también la esperanza de un país y un continente en busca de oportunidades para su juventud.
Desafíos y oportunidades en Sudáfrica
El joven Ziqula habla con orgullo de su logro, pero también menciona que “hay fallos que deben abordarse”. Rodeado de compañeros de la generación Z, su discurso resuena con los temores y esperanzas de Sudáfrica. En la capital económica, Johannesburgo, el barrio de Alexandra ilustra las dificultades que enfrentan muchos jóvenes. Allí, niños juegan al fútbol en medio de la pobreza y la insalubridad, características de este asentamiento informal.
Alexandra es también un lugar con historia; Nelson Mandela vivió aquí antes de continuar su educación en Wits, donde estudió derecho. Esta cercanía temporal y espacial entre los sueños de Mandela y los de Ziqula destaca la dinámica de desigualdad en la que aún vive el país.
Desigualdad social en Johannesburgo
Justo al lado de Alexandra se encuentra Sandton, considerado el área más rica de Sudáfrica, un contraste doloroso que pone de manifiesto la desigualdad social profunda en el país. Según el coeficiente de Gini, Sudáfrica es uno de los países más desiguales del mundo, donde el 10% más rico posee el 80% de la riqueza financiera, según datos del Banco Mundial.
Entre estos extremos, se manifiestan las esperanzas de una juventud que representa más del 60% de la población sudafricana. En África, donde habitan aproximadamente 1.500 millones de personas, se prevé que para 2050 esta cifra ascenderá a 2.500 millones, con un tercio de la juventud mundial siendo africana, según proyecciones de la ONU.
El futuro en manos de los jóvenes
Ziqula tiene ambiciones de crear una empresa en Sudáfrica para generar empleo, desarrollando una aplicación para facilitar el uso del transporte universitario. Su situación refleja la lucha de muchos jóvenes por encontrar oportunidades en un contexto económico difícil, donde la tasa de desempleo entre personas de 15 a 34 años es alarmante, alcanzando el 46% en el primer trimestre de 2023.
Mathapelo Moala, de 18 años, comparte sueños similares y expresa su anhelo de un trabajo estable. El costo de vida y la violencia son preocupaciones recurrentes entre los jóvenes, con cifras alarmantes de feminicidios y criminalidad en el país. Un estudio reciente sugiere que Sudáfrica tiene una de las tasas más altas de asesinatos de mujeres en el mundo.
Conciencia y movilización social
Los estudiantes de Wits se muestran comprometidos con el desarrollo de una sociedad más justa. Ziqula enfatiza la necesidad de mejorar el sistema educativo como clave para el progreso, reafirmando la importancia de una ciudadanía informada y disciplinada.
Beatrice Grace Alouch Obado, profesora asociada en IE University, señala que la juventud africana está cada vez más involucrada en movimientos pro-democráticos. Ejemplos en países como Kenia y Tanzania muestran un panorama esperanzador de movilizaciones que buscan cambios políticos y sociales.
Las demandas de los jóvenes por igualdad, transparencia y mejores condiciones de vida se han manifestado a través de protestas en diversas naciones africanas recientes, marcando el camino hacia un futuro que ellos desean construir.
Con un deseo palpable de cambio, los estudiantes de Wits expresan su motivación por participar en el diálogo global y su interés en comprender mejor eventos como el G-20 que recientemente tuvo lugar en su ciudad. Su postura activa y curiosa pone de manifiesto la necesidad de escuchar y apoyar las aspiraciones de la juventud africana.
