El pasado siempre está presente en la política, y para Claudia Sheinbaum, actual lideresa de Morena, esto se manifiesta de manera constante. Su trayectoria, aunque marcada por su militancia de izquierda, no ha estado exenta de controversias, especialmente en relación al fatal accidente de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México. Desde joven, Sheinbaum ha sido parte del movimiento de izquierda en México, una militancia que la ha definido y que, a lo largo del tiempo, ha evolucionado junto a ella.
Como activista desde la juventud, su formación se enmarca en luchas universitarias y movimientos de oposición. A diferencia de otros líderes que pasaron por el PRI, Sheinbaum se ha consolidado como una figura central dentro de la política de izquierda, lo que representa una anomalía en un entorno donde muchos han transitado por diversos partidos. La realidad, sin embargo, es que la política exige ensuciarse las manos, y su trayectoria no está exenta de errores o decisiones cuestionables.
La defensa del pasado de Morena
Recientemente, Sheinbaum ha enfrentado crecientes críticas dentro de su mismo partido. La necesidad de defender los lujos y excesos de sus compañeros ha comenzado a generar incomodidad. Aunque es difícil conocer el historial completo de todos los integrantes de Morena, muchos de ellos tienen pasados que comparten la misma mancha de corrupción que critica en la oposición. El contexto actual no es favorable, ya que el partido ha heredado una historia marcada por el populismo y la corrupción.
La sombra de la corrupción
Cuando se trata de investigar ciertos temas delicados, el entorno actual de Morena presenta numerosos desafíos. Si habla de fraudes electorales, figuras como Manuel Bartlett están a la vista. En el terreno del huachicol, los nombres de Mario Delgado y el exsecretario de Marina resuenan. Asimismo, cuando se discute el crimen organizado, Adán Augusto y otros aliados son parte del entramado. Los escándalos del pasado siguen presentes en su administración, y muchos de sus compañeros han sido también parte del entramado del llamado viejo régimen.
Sheinbaum se encuentra en una posición complicada. Su pasado personal, aunque claro, está irremediablemente ligado al de Morena. Al intentar separarse de la corrupción que le rodea, enfrenta la dificultad de que, en muchos casos, sus aliados son también sus detractores en términos de ética política. La presidenta de la ciudad no solo carga con su historia, sino también con las sombras de aquellos que la acompañan.