Joaquín Sabina se despide de los escenarios en un emotivo concierto en Madrid
Con un sombrero negro que le caracteriza, Joaquín Sabina se despidió de sus seguidores mientras sonaba La canción de los (buenos) borrachos en el Movistar Arena. A sus 76 años, el cantautor oriundo de Úbeda ha dejado una huella imborrable en la música española, y su último concierto en Madrid fue un reflejo de su trayectoria llena de emociones y memorias.
Un adiós emotivo
Este recital marcó el final de las grandes giras para Sabina, quien confesó en el escenario que este sería “el último de su vida y el más importante, porque es el que más recordaré”. Tras un ictus y diversas complicaciones de salud, su regreso a los escenarios fue una odisea, pero la respuesta del público no se hizo esperar, llenando el recinto de 12,000 localidades para brindarle un emotivo homenaje.
El concierto
La noche se inició con un ambiente de melancolía, en la que el artista ofreció un repertorio cuidadosamente seleccionado, sin perder de vista su esencia. Con canciones que evocan recuerdos y sentimientos, como Yo me bajo en Atocha, Sabina demostró su conexión con la ciudad que ha sido su hogar durante tantos años. El público, que asistió con ganas de disfrutar, lo animó a lo largo del espectáculo, convirtiendo la velada en una verdadera celebración.
Un espectáculo inolvidable
A pesar de algunos momentos de titubeo vocal, los seguidores de Sabina fueron testigos de un artista que, a pesar de los años, sigue emocionando con su interpretación. Con una banda de siete músicos que le respaldaban, el cantautor realizó un viaje musical a través de sus grandes éxitos, emocionando también con su humor y cercanía al público.
La configuración del escenario, con imágenes proyectadas que complementaban la música, permitió una experiencia aún más enriquecedora. Desde Mentiras piadosas hasta Calle melancolía, el repertorio abarcó temas que tocaron la fibra sensible de todos los presentes.
Una noche de nostalgia
El último acto concluyó con la vibrante Princesa, donde el público se levantó de sus asientos, bailando y cantando con entusiasmo. Con frecuencia, el ambiente se llenó de escalofríos ante la conexión palpable entre el cantante y sus seguidores, quienes parecían vivir cada letra con intensidad.
Una nueva etapa
Tras el concierto, Sabina celebró en un ambiente más íntimo con amigos, comenzando un nuevo capítulo en su vida. Aunque no habrá más giras ni grandes recitales, el cantautor permanecerá activo creando, escribiendo y dejando abierta la posibilidad de compartir nueva música cuando las musas lo inspiren.
Así, Joaquín Sabina se despide de los escenarios, pero su legado musical y poético permanecerá vivo en el corazón de quienes han disfrutado de su arte a lo largo de los años.