Carlos Bravo Regidor, analista y autor de Mar de dudas, explora las tensiones de la política contemporánea en México. Nacido en Ciudad de México en 1977, Bravo Regidor ha sido investigador en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y se destaca por su habilidad para analizar una realidad política que cambia rápidamente. En conversación en una cafetería de la capital mexicana, compartió su preocupación por la “tiranía de la inmediatez” que limita el intercambio profundo de ideas.
Su nuevo libro, Mar de dudas (Grano de sal, 2025), reúne diálogos con pensadores destacados como Nadia Urbinati, Laura Gamboa, Pablo Stefanoni y Francis Fukuyama. A través de estas conversaciones, Bravo Regidor busca herramientas para enfrentar la incertidumbre en una época donde faltan referentes claros.
Reflexiones sobre el cambio de época
Pregunta. Su libro abarca temas como el fascismo, la verdad y la desigualdad. ¿Las palabras que definen nuestra época son las mismas que las del siglo XX?
Respuesta. En parte, sí. Aún lidiamos con crisis de modelos del siglo pasado, pero también están emergiendo nuevos conceptos, como algoritmo y plataforma, que reflejan el siglo XXI y enriquecen nuestro lenguaje sobre la experiencia contemporánea.
P. Junto a Daniel Innerarity, se refiere a la desintermediación de las estructuras tradicionales. ¿Qué ocupa hoy estos espacios vacíos?
R. Estamos en un proceso de desintermediación respecto a familias, partidos y medios. Aunque es incierto quién o qué llenará estos vacíos, los algoritmos y grandes plataformas como Facebook y Amazon se perfilan como nuevos actores en nuestra organización social.
La verdad y el relato en la política actual
P. En el contexto actual, el relato parece haber cobrado más relevancia. ¿Esto significa que los hechos han perdido su importancia?
R. No del todo. Los hechos siguen siendo cruciales para la toma de decisiones y la prensa, pero en política el relato se convierte en una herramienta poderosa, impulsada por la polarización. La continua disputa por la verdad puede verse no como un problema, sino como un signo de salud democrática.
P. ¿Se ha perdido la capacidad de generar consensos en esta polarización?
R. Sí, los desacuerdos predominan y el consenso ha pasado a ser mal visto, asociado a acuerdos ocultos. La política contemporánea se basa en emociones como el miedo y la ira, lo que dificulta el entendimiento mutuo.
Emociones y populismo en el discurso político
P. ¿Han comprendido mejor los populismos la dimensión emocional de la política?
R. Absolutamente. La política siempre ha tenido su carga afectiva, a pesar de que algunos intentaron ignorarlo. Los populismos han utilizado emociones de manera efectiva, mientras que los políticos tradicionales han luchado para adaptarse.
P. ¿Es más fácil posicionarse contra que a favor de un tema hoy en día?
R. Depende del contexto. Históricamente, ciertos temas eran tabú, pero hay cambios en el panorama actual. Sin embargo, hay una creciente desconfianza hacia los compromisos con liderazgos establecidos.
El futuro en la política y la búsqueda de esperanza
P. La filósofa Marina Garcés habla sobre la diferencia entre predicción y promesa en relación con el futuro. ¿Estamos limitándonos a predecir en lugar de actuar hacia un futuro deseado?
R. Sí, y eso puede llevar a una sensación de pérdida de poder. Este contexto puede desmovilizar a las personas, haciéndolas sentir que sus acciones no tienen impacto. La conciencia de esta capacidad es esencial para la política ciudadana.
P. ¿Cómo se puede recuperar la fe en el futuro y en la política?
R. Una pregunta compleja. La percepción del futuro ha cambiado, pasando de un espacio de promesa a uno de miedo y caos. Entender este cambio y recuperar el futuro como un lugar de sueños colectivos es vital para la movilización social.
