Olivia y el terremoto invisible: La animación española que desafía el desahucio
Olivia, una niña de 12 años, enfrenta una dura realidad: su madre, Ingrid, una aspirante a actriz, lucha por salir adelante económicamente. Junto a su pequeño hermano, Tim, esconde temores profundos acerca de la inminente pérdida de su hogar. Esta conmovedora trama es el eje central de Olivia y el terremoto invisible, una película de animación dirigida por Irene Iborra, que ha sido nominada a dos premios en los Premios del Cine Europeo 2026 —como mejor película y mejor película de animación—, los cuales se entregarán el 17 de enero en Berlín. El filme se estrenará en las salas españolas el 21 de octubre, después de su presentación en el prestigioso Festival de Annecy, conocido por ser un referente en la animación.
Uniendo arte y desafío social a través del stop motion
Olivia y el terremoto invisible es el tercer largometraje de animación en stop motion de la historia del cine español. Este proceso, que requiere una gran paciencia y un trabajo en equipo altamente sincronizado, ha llevado siete años desde la creación del guion hasta su finalización. Iborra trabajó en el libreto junto a Maite Carranza, autora de la novela La película de la vida, que inspiró esta obra. La directora recuerda que el rodaje se extendió por un año. “Siempre hay dudas en el proceso creativo, pero la conexión del público con la historia ha sido sorprendente, incluso en países donde no enfrentan el problema de los desahucios. La película resuena con familias monoparentales y refleja las luchas de muchas madres por mantenerse a flote en tiempos difíciles”, señala.
La herencia del stop motion en la animación española
A pesar de ser el tercer largometraje en esta técnica, el stop motion ha estado presente en la animación española desde sus inicios, y la Comunidad Valenciana ha destacado como un centro importante de producción. Iborra, quien ha dedicado gran parte de su carrera a esta forma de arte, enfatiza la importancia de la paciencia y la resistencia en el proceso creativo. «A menudo, me preguntaba si realmente había sido una buena idea involucrarme en un proyecto así», confiesa.
Temas atemporales y públicos diversos
La razón detrás de la duradera producción de películas en stop motion se basa en la búsqueda de temas que permanezcan relevantes con el tiempo. Iborra se planteó la cuestión de la vigencia del drama de los desahucios al desarrollar la historia. Aunque estos problemas siguen presentes, su objetivo fue crear un filme accesible a diversos públicos. La película está diseñada para todos, cohesionado con la idea de que la animación puede abordar temas delicados y profundos que impactan en la sociedad.
Reconocimiento internacional en el ámbito del cine
Desde el año pasado, la Academia Europea de Cine cambió sus reglas, permitiendo que las películas candidatas a mejor largo documental y de animación también compitan por el premio a mejor película del año. Esta modificación fue clave para la doble nominación de Olivia y el terremoto invisible. “Estamos muy contentos con nuestras nominaciones. Nuestra producción es auténticamente europea, con la participación de hasta cuatro países del continente y Chile”, comenta Iborra.
Entre las obras que compiten junto a Olivia, destacan las francesas Arco y La pequeña Amélie. La cineasta subraya la complejidad de realizar una producción en stop motion, recordando que de las ocho películas que avanzaron en las nominaciones, únicamente Olivia y una producción checa emplearon esta técnica.
Un reflejo de las realidades familiares
Finalmente, aunque la película se basa en una novela ajena, Iborra ha logrado plasmar sus propias experiencias y obsesiones artísticas en la narrativa de Olivia y el terremoto invisible. “Como madre de una familia monoparental, he imprimido mis vivencias en la pantalla. Muchas personas se identifican con la historia”, concluye la directora.