División en la Derecha Chilena: Un Escenario Inédito en las Elecciones Presidenciales
La derecha chilena se enfrenta a un contexto electoral inédito y paradojal en la elección presidencial de este año. Por primera vez desde el retorno a la democracia, está a un paso de conquistar una mayoría histórica en el Congreso. Sin embargo, ha decidido fragmentarse en dos listas parlamentarias: la derecha tradicional agrupada en Chile Vamos y una alianza más radical compuesta por el Partido Republicano, el Partido Nacional Libertario y el Partido Social Cristiano. Esta decisión de dispersarse, en lugar de consolidar una posición de fuerza, podría debilitar sus opciones de triunfo y facilitar que las fuerzas de izquierda capitalicen el desorden reinante.
La Fragmentación y sus Consecuencias
La fragmentación del campo de la derecha no es solo una diferencia táctica. Revela una lucha interna por la hegemonía, donde los sectores más radicales buscan desbancar a Chile Vamos como el articulador natural de la derecha. Esta situación genera una competencia entre tres candidaturas que apelan al mismo electorado, lo que complica el panorama electoral. La eventual formación de un gobierno de derecha dependerá del desempeño de los candidatos en la presidencial y de sus resultados parlamentarios, así como de las negociaciones posteriores.
Factores que Contribuyen a la Fragmentación
La tripartición del campo de la derecha chilena puede explicarse por varios factores. El primero es la creciente fragmentación del sistema de partidos tras la reforma electoral de 2015, que redujo las barreras de entrada y permitió la aparición de nuevas organizaciones políticas. Este desgaste de la identidad partidaria, junto con la implementación del voto obligatorio, ha llevado a los votantes a gravitar hacia propuestas emergentes o figuras outsiders que se presentan como «lo nuevo».
En segundo lugar, el surgimiento de la llamada “nueva derecha” durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, que intentó distanciarse del pinochetismo y abrazar las causas liberales, ha generado resistencias internas. Las críticas hacia el “cierre del Penal Cordillera” y la promoción del Acuerdo de Vida en Pareja fueron vistas por los sectores más duros como una pérdida de identidad de la derecha moderada. Este vacío ideológico fue rápidamente ocupado por nuevas figuras dispuestas a ofrecer una alternativa más clara y rígida.
Radicalización y Competencia Interna
La actual competencia interna está marcada por una radicalización discursiva. Aunque las candidaturas de Evelyn Matthei y José Antonio Kast abordan temas como seguridad, crecimiento y orden fiscal, sus propuestas difieren significativamente en intensidad. Kast se posiciona como un candidato con propuestas más duras, especialmente en temas de seguridad y migración, mientras que Johannes Kaiser lleva el extremismo aún más lejos, planteando, por ejemplo, el “cierre del capítulo 1973-1990”. Esta radicalización no solo refleja una tensión interna, sino que también se traduce en un impacto en el electorado que busca coherencia en un contexto gubernamental debilitado.
El Rol de Johannes Kaiser en el Escenario Electoral
Kaiser emerge como una figura clave en esta elección, con su candidatura capaz de influir tanto en los resultados de la primera vuelta como en el tono de las negociaciones posteriores. La composición interna de la derecha dependerá de cómo se pesen las tendencias hacia la moderación, la radicalidad y el maximalismo en las urnas. Lo que está en juego no es solo quién gobierna, sino qué tipo de derecha prevalece en este escenario: una que pueda articular su diversidad para construir mayorías o una que quede atrapada en una competencia centrífuga.
La situación es clara: la derecha chilena llega dividida a una elección en la que podría haber actuado unida desde una posición de fuerza. Si no logra transformar su pluralismo interno en una cooperación estratégica, corre el riesgo de desaprovechar una oportunidad histórica en el panorama político chileno.