El «péndulo chileno»: Un fantasma que acecha las elecciones presidenciales

El "péndulo chileno": Un fantasma que acecha las elecciones presidenciales

Las elecciones presidenciales y parlamentarias en Chile: Un análisis del péndulo político

Este domingo, Chile celebra un evento crucial: las elecciones presidenciales y parlamentarias. Desde el regreso a la democracia, hace 20 años, el país no ha visto a un presidente entregar el mando a un sucesor de la misma orientación política. La última vez que ocurrió fue en 2006, cuando Ricardo Lagos, del Partido Socialista, traspasó el poder a Michelle Bachelet, también socialista. Desde entonces, el país ha experimentado un ciclo de alternancia entre la izquierda y la derecha, marcados por la desconfianza de los votantes, quienes parecen optar por el cambio cada vez que se presentan a las urnas.

Favoritismo para la derecha

Las recientes encuestas sugieren que las fuerzas de la derecha, específicamente el candidato José Antonio Kast, lideran las preferencias para las elecciones presidenciales de 2026-2030. Su posible victoria no es un hecho inevitable. La administración actual de Gabriel Boric, un presidente de izquierda, ha enfrentado dificultades para movilizar a las mayorías. Su apoyo se ha mantenido en un 30%, cifra insuficiente para ganar una elección, junto con un nivel de rechazo del 62% según el Centro de Estudios Públicos (CEP).

Contexto político y social

Para entender la situación actual, es fundamental revisar el período político en Chile desde 2019. El segundo mandato de Sebastián Piñera, iniciado en 2018 con un 57% de apoyo, se vio sacudido por el estallido social de octubre de 2019, que evidenció un profundo malestar social. Este descontento provocó una caída en su aprobación, y tras dos años, Piñera cedió el poder a Boric.

El estallido social y las reformas constitucionales

El estallido social fue acompañado de multitudinarias protestas que demandaban mejoras en pensiones, educación y salud. En respuesta a esta crisis, el 15 de noviembre de 2019, se firmó el Acuerdo por la paz y la nueva Constitución, que abrió la puerta a un proceso constitucional. Posteriormente, en un plebiscito celebrado el 25 de octubre de 2020, el 78% de los votantes se pronunció a favor de reemplazar la Constitución de 1980, redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Este proceso incluyó la elección de una Convención Constitucional compuesta por 155 miembros, de los cuales 17 eran representantes de pueblos originarios.

Sin embargo, el proceso constitucional bajo la dirección de Boric resultó en un fracaso. La propuesta final fue rechazada en un plebiscito el 4 de septiembre de 2022, con un 62% de votos en contra. Ante esto, se habilitó un nuevo intento de redacción de la Constitución. En las elecciones de mayo de 2023, el Partido Republicano de Kast obtuvo el 35% de los votos, tomando la delantera y despojando al oficialismo del poder de veto en la redacción constitucional.

El rechazo a las nuevas propuestas

Sin embargo, la propuesta presentada por la derecha también fue rechazada en las urnas en 2023, con un 55% de los votantes en contra. De este modo, Chile batió récords al rechazar dos propuestas constitucionales en menos de un año, manteniendo la misma Constitución que ha sido reformada en múltiples ocasiones desde su promulgación.

Desafíos para la izquierda y la voz del votante

El actual contexto electoral muestra que el péndulo político en Chile sigue oscilando. Jeannette Jara, candidata de la izquierda y exministra de Boric, es la principal contendiente, aunque, según los sondeos, pasaría a la segunda vuelta contra Kast. Además, el libertario Johannes Kaiser podría sorprender al alcanzar un tercer lugar en la votación.

Académicos como Daniel Mansuy sugieren que, si la izquierda termina en la oposición, será crucial evaluar qué errores se cometieron durante su gobierno. El reciente restablecimiento del voto obligatorio, implementado en 2022, podría impactar la participación electoral, incrementando el número de votantes de 8 millones a 15,7 millones. A pesar de esto, la verdadera naturaleza de la participación ciudadana sigue siendo incierta.

La investigadora social Kathya Araujo señala que muchos votantes tienen poco apego ideológico y pueden considerarse «votantes infieles», dispuestos a cambiar su apoyo entre diferentes candidatos. Este fenómeno muestra una desconexión con la política tradicional y resalta la necesidad de una autocrítica de todos los sectores políticos, incluidos los de la izquierda.

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