La escena se repite: luces, música y la presencia enérgica de Javier Milei que avanza entre la multitud gritando “Hola a todos”. En un cierre de campaña que tuvo lugar en Rosario, la tercera ciudad más poblada de Argentina, el candidato de la ultraderecha intentó recapturar la mística del triunfo que le permitió derrotar al peronismo en 2023. Milei, visiblemente emocionado y con su típico atuendo de cuero, busca energizar a sus seguidores para las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo domingo.
Promesas de un gobierno liberal
Durante su discurso, Milei proclamó: “Somos el primer gobierno liberal libertario no solo de Argentina, sino de toda la historia del mundo”. En su intervención, presentó un resumen de los logros económicos de su gestión, criticó al peronismo, acusándolo de conducir al país hacia “una dictadura castrochavista” y se refirió de manera implícita a Cristina Kirchner como “la condenada” y “la reina de la tobillera”, en alusión a su situación de arresto domiciliario.
El candidato también atacó al Congreso, al que tachó de “destituyente”, y afirmó que, a pesar de los obstáculos, su gobierno está preparado para un cambio radical en Argentina a partir del domingo. “Votar para cambiarle la cara al Congreso es la única solución”, subrayó.
Un contexto electoral complejo
Las elecciones legislativas de medio término en Argentina suelen ser procesos de menor relevancia, con resultados que tradicionalmente no generan grandes cambios políticos. Sin embargo, la ultraderecha, bajo el liderazgo de Milei, considera esta ocasión como una batalla decisiva. La representación de su partido en el Congreso es limitada, tras haber obtenido apenas el 30% en la primera vuelta presidencial del año pasado. La expectativa es alcanzar al menos un tercio de los escaños en ambas cámaras, lo que le permitiría defender los vetos a las leyes que considera perjudiciales.
Milei, de todas formas, deberá negociar con la oposición, aun si logra una victoria abrumadora el domingo. Estos tiempos son difíciles para su Gobierno, que enfrenta problemas derivados de vínculos con el narcotráfico, la renuncia de dos ministros en una semana y una economía tambaleante. Aunque afirmó tener el “mejor gabinete de la historia”, dejó de lado cualquier referencia a la actual crisis económica que afecta al país.
La respuesta del peronismo
Ante la magnitud del acto de Milei, el peronismo optó por una campaña más sobria, con el lema “Hay que frenar a Milei”, acusando al presidente de implementar medidas impopulares que afectan a sectores clave como educación y salud. La campaña del partido oficialista se concentró en el bastión electoral de la provincia de Buenos Aires, donde el 7 de septiembre logró vencer a La Libertad Avanza por un millón de votos en elecciones provinciales, buscando replicar ese éxito el 26 de octubre.
El gobernador Axel Kicillof y el excandidato Sergio Massa participaron de un evento en la Universidad de San Martín, un lugar estratégico para movilizar a la comunidad educativa que ha protestado contra las políticas de ajuste de Milei. Kicillof criticó con dureza la gestión del presidente, argumentando que su programa económico es un modelo de ajuste que ya ha fracasado en el pasado. “Con la nuestra, la tuya, la de todos: se están timbeando [rifando] el país”, sentenció.
En la Ciudad de Buenos Aires, el peronismo eligió un club de barrio para su acto de cierre, donde se manifestaron con banderas de distintas agrupaciones y pancartas pidiendo la liberación de Kirchner, condenada por corrupción. Los militantes hicieron eco de las consignas contra Milei, en un intento de recuperar parte del apoyo perdido en comunas donde se impuso el año pasado.